lunes, 21 de abril de 2014

El desayuno en el Imperio Romano: ientáculum

Hoy vamos a viajar en el tiempo para saber cómo eran los desayunos en el imperio romano. ¿Cómo era la forma más típica de empezar el día? ¿Qué era lo que no podía faltar en ningún desayuno? Con todos ustedes, un repaso al ientáculum, el desayuno de la época romana.



En la gastronomía de la Antigua Roma está perfectamente documentado el ientáculum, la comida para romper el ayuno cada día. Por supuesto, habría que hacer una enorme distinción entre claes altas y bajas. Sea como fuere, en todos los desayunos se incluían unas tortas de farro, un cereal similar al trigo. En las clases más humildes poco más había para llevarse a la boca, pero en la nobleza también se desayunaban huevos, queso y miel. Incluso no era nada raro encontrar fruta y lácteos.

La expansión del cristianismo por el Imperio Romano trajo consigo algunas modificaciones en el desayuno. La más evidente fue que se sustituyeron las tortas de farro por pan de trigo, incluso productos horneados muy similares (salvando las distancias) a la bollería actual. Aceitunas y uvas, grandes estandartes de la dieta mediterránea, también fueron incorporados al ientáculum.



Hay que distinguir también en el contexto del desayuno. Si se trataba de un día cotidiano, posiblemente fuera muy liviano: las tortas de farro y poquito más. Por supuesto, en días festivos o celebraciones el desayuno podía prolongarse durante horas.

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