Las tortitas o panqueques son uno de los alimentos con mayor presencia en todo el mundo. Son fáciles de preparar, se pueden comer con un montón de complementos diferentes y, sobre todo, son deliciosas y esponjosas, ¿Quién puede decir que no a un buen montón de tortitas para desayunar? Con frutas, con nata y chocolate, con mermelada, con sirope... las tortitas combinan con todo y están riquísimas. ¿Quieres conocerlas mejor?
La tortita es una masa con forma redondeada que se elabora con leche, huevos, mantequilla, azúcar, levadura y harina (no confundir con los crepes, que no tienen levadura), la masa se fríe por ambas caras en la sartén a fuego medio hasta que se pone dorada. Su origen se remonta a la lejana Siberia aunque es especialmente popular en EEUU, donde suelen comerse con jarabe de arce.
Las tortitas son tan populares que tienen hasta su propio día: el 17 de febrero, Día de las tortitas. Su origen podría encontrarse en Inglaterra, coincidiendo con el inicio de la Cuaresma, fecha en la que las familias aprovechaban para elaborar este rico dulce antes del ayuno previo a la Semana Santa.
Cada cuál hace la masa de tortitas de una manera, combinando diferentes cantidades de cada ingrediente, añadiendo aromas, chips de chocolate o trocitos de frutas. ¡Nosotros os dejamos con una receta sencilla para que la probéis en vuestra casa y nos contéis!
Ingredientes:
- 1 vaso de harina
- 1 cucharadita de levadura
- 1 pellizco de sal
- 1 vaso de leche
- 2 cucharadas soperas de azúcar
- 1 huevo
- Mantequilla
Preparación:
En un bol mezclamos el huevo, la leche, la harina tamizada, el azúcar, la levadura y la sal. Removemos bien hasta que no queden grumos de harina y dejamos reposar un mínimo de media hora. Posteriormente extendemos un poco de mantequilla en una sartén antiadherente y dejamos que se caliente a fuego medio, iremos agregando poco a poco la masa de las tortitas procurando que la masa quede redondita y pequeña, en cuanto veamos burbujas en la superficie de la tortita, podremos darles la vuelta con una espátula para dejar que se hagan por el otro lado. Después solo tendremos que servirlas (a nosotros nos encantan recién hechas y calentitas) con nuestro complemento favorito: mermelada, mantequilla, sirope, crema de cacao...
Ya veis que el proceso es sencillo, solo hay que cogerle el tranquillo a la temperatura de la sartén para evitar que se nos queden pegadas a ella y con ello podréis disfrutar de estas grandes reinas de los desayunos.
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